¿Qué tal estás hoy?

Mi cuñada llama al telediario el “terrordiario”. Las noticias que nos llegan de los informativos suelen ser negativas y más en esta época que estamos viviendo.

Hay muchas personas que están sufriendo por distintos motivos, personas que pueden llegar a resultarnos indiferentes. Son varios los pasajes que nos dicen
cómo actuar ante las necesidades del prójimo. Pero hoy quiero reflexionar sobre las personas más cercanas, las personas creyentes de nuestra propia iglesia.

Cuando Nehemías escuchó lo mal que lo estaban pasando los creyentes cautivos, se sentó, lloró e hizo duelo por algunos días, y ayunó y oró delante del Dios de los cielos. Esto lo recoge Nehemías 1:4. Pero no quiero que nos comparemos con lo que hizo Nehemías y sobre cómo actuamos nosotros ante las dificultades de otr@s creyentes. Me quiero fijar en el versículo 2: “vino Hanani, uno de mis hermanos y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén”. Preguntó, así de simple. Tomó la iniciativa y se interesó por el otro.

¿Sabes las dificultades de tus amig@s de la iglesia? ¿Les has preguntado cómo están? ¿Te has interesado por ell@s? La empatía es una actitud que puede trabajarse si es que no se tiene, pero la capacidad de interesarse, de preguntar, creo que la tenemos todos. Así que te animo a dar el primer paso e interesarte por otr@s. ¡Puedes ser de gran bendición!

Espero que disfrutes del día de hoy. 💪 💪

¿Cómo puedes ser de ayuda en las dificultades de tus amig@s?

1 Palabras de Nehemías, hijo de Jacalías. Corría el mes de Quisleu del año veinte y me encontraba yo en la ciudadela de Susa. ² Llegó entonces Jananí, uno de mis hermanos, con algunos hombres de Judá y les pregunté por los judíos que habían sobrevivido a la cautividad y también por Jerusalén. ³ Me respondieron: — Los que han sobrevivido a la cautividad y viven en aquella provincia se encuentran en una situación lamentable y humillante. Las murallas de Jerusalén siguen derruidas y sus puertas quemadas. ⁴ Al oír estas palabras me senté, rompí a llorar y durante algunos días hice duelo, orando y ayunando en presencia del Dios de los cielos.