¡¡Buenos días!!
Durante años he sido el responsable de una guardería en la que se atendían y cuidaban a los niños y niñas de los padres y madres con las que también trabajábamos, en este caso para posibilitar su acceso al mundo laboral.
Pues bien, casi diariamente acudía a supervisar y hacer seguimiento a l@s que denominaba “mis niñ@s”. Solo una sonrisa, una broma era suficiente para que se
acercaran y quisieran jugar.
Hay un pasaje conocido por tod@s, en Lucas 18:16, en el que Jesús afirma “dejad a los niños venid a mí, no se lo impidáis”. L@s niñ@s eran llevados a Jesús para
que les tocase y l@s niñ@s, creedme, no se acercan a una persona seria o distante. L@s niñ@s de las aldeas corrían hacia Jesús porque Él se mostraba alegre, su sonrisa manifestaba cercanía y estoy seguro de que hasta bromearía con ell@s.
Así es nuestro Dios. Por ello, no pienses en una fe o en una relación triste y aburrida. Piensa en ese Dios encarnado hacia el que corrían l@s niñ@s con una
sonrisa de oreja a oreja.
Piensa en un cristianismo alegre y jovial, que no es sinónimo de irreverencia.
¡¡Disfrútalo!! 💪 💪
¿Puedes imaginarte cómo es Jesús?
15 Llevaron unos niños a Jesús para que los bendijese. Los discípulos, al verlo, reñían a quienes los llevaban; 16 pero Jesús, llamando a los niños, dijo:
— Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis, porque el reino de Dios es para los que son como ellos.
17 Os aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Lucas 18:15-17
Adaptado del whatsapp del 27 de agosto de 2020.