¡Buenos días!
¿Hay personas que te sacan de quicio? ¿Te revienta ver en otras personas características que criticas sin piedad? Pues siento decirte que quizás esas personas se parezcan a ti o que esas sean las características que más odias de ti, consciente o inconscientemente…
Es pura psicología, así es como actuamos. Nuestro orgullo tiende a cubrir nuestros propios defectos proyectándolos sobre los demás. Y contra esta conducta que realizamos consciente o inconscientemente, Mateo 7:1-2 nos avisa: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido”. Esto no se refiere a no condenar conductas contrarias a la Palabra, valorar si una y otra persona me conviene para mi vida, etc. Dios no quiere eliminar este tipo de discernimiento. Estos versículos nos instan a no juzgar sin amor, sin
reflexión, sin antes haber analizado el asunto en cuestión y ver si primeramente debía ser yo el que tenía que cambiar y no la otra persona.
Para que un juez emita un veredicto, antes ha habido un proceso de investigación y declaración para que se pueda conocer todo lo ocurrido. Dios conoce a cada persona, sus vivencias, sus circunstancias, sus pensamientos. Dejemos que sea Él quien juzgue la vida de las personas y centrémonos en nosotros, de los que realmente sí lo conocemos todo.
Seamos cautos, porque la Palabra de Dios es muy clara en esto. Buen día. 💪 💪
¿Cómo descansas en la justicia de Dios para con las otras personas?
Mateo 7:1-5
Adaptado del whatsapp del 14 de octubre de 2020.