¡Buenos días!
Hace poco leí en uno de mis devocionales una afirmación que me pareció muy dura. Decía así: “Si no tienes la intención de servir a Cristo, por lo menos salte del camino y deja que los demás le sirvan” (Charles Spurgeon).
Es una realidad que podemos llegar a ser piedras de tropiezo para otr@s en todo aquello que hagamos. En el deporte de equipo, si no seguimos la estrategia, influiremos en el resultado de la jugada. En casa, si no colaboramos como un@ más, los demás tendrán que asumir más responsabilidades.
Basta una crítica, un comentario negativo, una mala cara para influir en otras personas.
Jesús consideró ser piedra de tropiezo como algo muy serio y dejó una clara advertencia. Mateo 18:6, 7 dice así: “Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar. ¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de
aquel hombre por quien viene el tropiezo!”.
Yo te animo y me animo a no ser piedra de tropiezo para nadie y, en vez de apartarnos del camino como instaba la frase que leí, que podamos esforzarnos en cambiar nuestras actitudes más negativas, y en el camino de otr@s, ser de bendición.
¡No estás sol@ y podemos lograrlo!! 💪 💪
¿Tu vida está siendo de bendición o de tropiezo para otr@s?
6 Pero a quien sea causa de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que lo arrojaran al fondo del mar con una piedra de molino atada al cuello. 7 ¡Ay del mundo a causa de los que incitan al pecado! Porque instigadores de pecado tiene que haberlos necesariamente; pero ¡ay de aquel que incite a pecar!
Mateo 18:6-7
Adaptado del whatsapp del 19 de febrero de 2021.