¡Muy buenos días!

¿Sabes? Cuanto más observo la naturaleza, más crece mi fe. Es alucinante ver cómo Dios lo ha diseñado todo al milímetro y nada existe por casualidad.

Ya te hablé anteriormente de la floración después del invierno y, en este tiempo en el que parece que hemos estado parados, la naturaleza ha seguido su ritmo. Es
espectacular ver a las abejas hacer su trabajo y polinizar las flores y convertirlas en un fruto, en este caso en una futura pera. Lo que antes era una flor, ¡ahora se ha convertido en una fruta!

Esto me recuerda lo que la obra del Espíritu debiera realizar en nosotros de forma natural. Los que hemos entregado nuestra vida a Dios deberíamos mostrar una forma muy concreta de actuar, siendo guiados por el Espíritu Santo.

Gálatas 5:22 y 23 nos detalla las características: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio. Esta forma de actuar debe ser la manifestación de una vida dirigida por el Espíritu.

Aprovechemos el día de hoy para dejar que Dios tome el control y mostrar de forma natural estos frutos.

A por el día. 💪 💪

¿Qué fruto del Espíritu es el que más te cuesta?
¿Cómo puede crecer en ti?

22 En cambio, el Espíritu produce amor, alegría, paz, tolerancia, amabilidad, bondad, lealtad, 23 humildad y dominio de sí mismo. Ninguna ley existe en contra de todas estas cosas.

Gálatas 5:22-23