INTRODUCIÓN

Hoy es 15 de marzo de 2020 y despierto en un estado de alarma. Hemos comenzado a escuchar una palabra que no estaba en nuestro vocabulario: “confinamiento domiciliario”. Significa que tengo prohibido salir de mi casa salvo para hacer determinadas acciones recogidas en la ley.

Me siento encarcelado, privado de libertad, al fin y al cabo, lo que voy a vivir es similar al arresto domiciliario. Pero no he cometido ningún delito, simplemente debemos luchar juntos contra un virus, el COVID-19.

Siento miedo, no tanto por mí, sino por mis hijas y mis padres, a quienes en un principio considero más vulnerables y por todos aquellos a los que quiero, en especial Laura, mi mujer. No sabemos nada de este virus y las noticias que llegan son cada día más desalentadoras.

En estas circunstancias me propongo mirar a mi alrededor, a cada detalle, al fin y al cabo, la nueva dinámica me va a permitir dedicar más tiempo a ello. ¿Podemos reflexionar y sacar enseñanzas en un tiempo como este? ¿Dios puede hablarnos a través de pequeñas cosas que encontramos a nuestro alrededor en tiempos de pandemia?

Voy a abrir mis ojos y mis oídos, voy a reflexionar sobre lo que veo y escucho, y voy a compartirlo contigo. Quizá juntos podamos hacer más llevadera esta pandemia y las restricciones que nos impongan.

En estos momentos tenemos que ser 💪 .

Un abrazo y que Dios nos cuide y bendiga en este camino juntos.