¡¡Hola de nuevo!!
¿Qué tal la semana? Hoy quería compartir contigo algo que me pasó días atrás. Fui a una copistería a imprimir y encuadernar un tema de mis estudios y le dije a la persona que me atendió que lo buscara en el USB que le di, en una carpeta con el nombre “Discipulado”.
¿Dis… qué? ¿Cómo has dicho? La persona fue incapaz de entender esta palabra. Esto me hizo pensar en ir con cuidado con las palabras que debemos decir cuando tengamos que compartir, hablar de Dios o de nuestra fe.
¿Cuántas veces has oído hablar de “discipulado”? ¿Habías pensado que esta palabra podría ser impronunciable para otras personas?
Colosenses 4:6 nos dice “en vuestra conversación sed siempre amenos y simpáticos dando a cada uno la respuesta oportuna”. Es necesario que cuando hablemos de Dios, demos respuesta a los interrogantes que surjan y para ello, nuestra forma de hablar y nuestra terminología deben ser adaptadas a las personas que nos están escuchando.
En consecuencia, no demos nada por sentado y busquemos la mejor manera de expresarnos y de ser entendidos. Mejor que preguntar ¿me entiendes?, debería
preguntar ¿me explico?
Una cosa más para empezar a aplicar hoy. ¡¡Mucho ánimo en nuestras conversaciones!! 💪 💪
¿Crees que es entendible el tipo de lenguaje que usas para hablar de Dios a otras personas?
6 En vuestra conversación sed siempre amenos y simpáticos dando a cada uno la respuesta oportuna.
Colosenses 4:6
Adaptado del whatsapp del 19 de enero de 2021.